3. Junto a los pequeños



"Dejad que los niños se acerquen a Mí" (sábado, 25 febrero 2012)

    
    


Hoy nos levantamos temprano. A las 06’30h. ya estábamos camino de la capilla donde habíamos quedado con un grupo de jóvenes, las hermanas y nosotros los sacerdotes. Primero rezamos Laudes y luego celebramos la Eucaristía. El día se presentaba largo y caluroso y había que tomar fuerzas espirituales.
Tras el desayuno dedicamos la mañana a las comunidades de religiosos y religiosas que están en el territorio de esta misión. Por ceñirme a las hermanas que llegaron de España cuando vinieron los primeros misioneros asturianos, dejo constancia de la labor que desempeñan las Dominicas de la Anunciata. Junto a otras religiosas, ellas trabajan en la misión atendiendo a niños pequeños y a chicas desarrollando un precioso trabajo de educación y acogida para los más pequeñitos, y de acompañamiento de las jóvenes a las que dan también clases prácticas de formación profesional adaptada al mundo femenino. Hemos visto tantos niños por doquier, tantísimos pequeños que llenan de esperanza cada trozo de esta tierra, que uno piensa inevitablemente en otros continentes y culturas donde habiendo calculado su egoísmo estéril, terminan por caer en la tristeza sin salida, la que propicia todas las crisis morales y económicas con todas sus variantes.
Es una de las notas que mayormente están sonando en este viaje: la esperanza de un pueblo a través de sus niños. Sin duda que hay que educarlos, acompañarlos, y que las familias también aquí tienen sus dificultades de toda índole, pero en medio de las evidentes penurias materiales, la alegría que hay en esta gente y que se hace danza y sonrisa en cada uno de los más pequeños, es una saludable provocación para el primer mundo que no sabe por dónde ir, aturdido por su no saber de dónde viene y no saber a dónde volver.
    Hablando de educación, me ha parecido preciosa la labor que hacen las Dominicas de la Anunciata en el internado para niñas y chicas. Tanto ellas como las otras hermanas realizan una extraordinaria labor en favor de la mujer. No se dedican a divulgar programas de esterilización, ni lógicamente tampoco prácticas abortivas, por más que haya imposturas desde organismos internacionales bien conocidos que pretenden el control de la natalidad empezando por los nacimientos de los más pobres: que no nazcan, que no haya embarazos, que se vayan..., pues el mundo y sus recursos se ha hecho pequeño para el tamaño de nuestro egoísmo y el mantenimiento de nuestro poder. Así piensan los prepotentes desde su mentalidad dominante. Pero la vida les explota en las manos cuando pueblos como el africano desbarata sus cálculos y sus medidas.
    La Iglesia no promueve una maternidad y paternidad irresponsable, ni juega con el flagelo del sida dando consejos y moralina, sino acompañando y educando la vida real en la que Dios ha escrito un sentido, donde ha marcado un origen y propicia un destino. Por eso estas hermanas también enseñan a niñas y mujeres, a niños y hombres (estos, lamentablemente con menor audiencia) cómo se cuida la vida, cómo se conoce sus leyes escritas por Dios, cómo está hecho el cuerpo por dentro y por fuera, cómo se limpia con la debida higiene, como se respeta al otro, cómo se vive el amor según la edad y cómo se debe construir una verdadera familia. El trabajo es lento y paciente, pero es el único que consigue salvar la persona, fundamentar la familia y construir un pueblo. Curiosamente, la propuesta cristiana entendida en su integridad es la única que ha conseguido erradicar la pandemia del SIDA en lugares como Uganda donde su tasa era elevadísima. Es preciosa, digo, esta labor educativa que hacen las hermanas en la misión, en la que no hay que emplear macro programas mundiales de conocidas organizaciones y laboratorios que responden a consignas políticas e ideologías de género, y quizás por eso mismo aparecemos los cristianos y la Iglesia católica en tantos lugares, como “enemigos del progreso”, entendiendo por éste lo que lamentablemente más ha destruido los verdaderos derechos de los más pobres, de los niños y de la mujer.
    Un día que comenzó con el momento hondamente religioso del rezo de Laudes y de la celebración de la Santa Misa y que fue poco a poco llegando a lo más concreto de las personas a las que se sirve y se acompaña buscando su bien. Jamás el amor a Dios y el amor al prójimo han sido lo mismo, pero son sencillamente inseparables.



         

       


5 comentarios:

  1. Ojalá muchos cristianos que como bien dice, "no saben por dónde caminar", entiendan la apuesta cristiana por la Vida y encuentren la manera más evangélica de "planificar". También espero que quienes así la entendemos seamos más valientes a la hora de dar testimonio. Tenemos que dar muchas gracias a Dios por esos hermanos y hermanas que viven áhí su seguimiento a Jesús.

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  2. Buenos días don Jesús. ¡Qué gran labor ante semejante pandemia! Los pobres no pueden permitirse la mala sanidad del preservativo. Enhorabuena por su iniciativa en la que participamos a través de su blog todos desde España de su fecundo viaje por Benin. ¡Ánimo sembrador!
    Un abrazo.

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  3. Gracias por ser portadores de Dios

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  4. Gracias por el blog. Da gusto verle.

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  5. Gracias Dn. Jesus por hacernos parcticipe de este viaje tan aleccionador. Nos da animos para que desde nuesro puesto sepamos evangelizar y demos testimonio de Jesus. Que hermoso todo lo que nos dice!!!Nos hacemos la idea de estar ahi junto a esa buena gente que son los que tanto nos evangelizan. un fuerte abrazo. matide

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