"Sal
de tu tierra..." (Jueves 23 de febrero de 2012)
Ponerse en marcha
y emprender un largo viaje. No es la curiosidad turística lo que me mueve, no se
explica desde un intercambio cultural, o para realizar un safari fotográfico, ni siquiera desde la noble misión altruista del voluntariado.
Una tierra
lejana, de gentes bien distintas en sus tradiciones, en sus expresiones
religiosas y en sus bagajes culturales. Pero Jesús nos dejó en encargo: id hasta los
confines de la tierra y anunciad una Buena Noticia. Así lo han hecho tantos hermanos
nuestros que desde hace siglos llegaron al corazón de África con esta encomienda y
con esta preciosa misión.
Mi equipaje es
ligero. Caigo en la cuenta de las muchas cosas que no me hacen falta
cotidianamente y que me tienen secuestrada la atención, el tiempo, las fuerzas, sin
que sean en absoluto necesarias. Ligero de equipaje para poder caminar con
entrega, con libertad, sin hipotecas ni condicionantes, sirviendo a los
hermanos en nombre de Dios.
En el avión, los de "color" éramos nosotros tres, y
llegando a la capital de Benín, Cotonou, éramos nosotros los recibidos. ¡Cuántas lenguas, usanzas y
maneras en nuestra increíble humanidad! ¡Qué riqueza variopinta en las
personas, en sus culturas, en sus modos de vivir las cosas y de concebir la
gratitud hacia Dios!
Las vacunas... Ha
habido que ponérselas por
cautela y precaución. Un montón de ellas: para el tifus,
para la fiebre amarilla, para la malaria, etc. Pero las más importantes no han sido
inyectables o en pastillas, sino directamente al corazón para favorecer precisamente
el contagio. Sí, unas vacunas
para que podamos ser contagiados de algo especial: lo que Dios quiera decirme
en estos hermanos; lo que pueda sorprenderme aprendiendo de ellos; la esperanza
con sabor a sencillez evangélica; el testimonio
de nuestros misioneros asturianos; la universalidad de la Iglesia;
Pido al Buen Dios
y a nuestra Madre la Santina, que nos acompañe en este viaje de visita
pastoral y peregrinación.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de
Oviedo
23 febrero
2012.
Muchas gracias por su testimonio y por encontrar tiempo para visitar la misión diocesana de la que es pastor. Ser misionero, conocer nuevas culturas nos ayuda a descubrir que Dios es universal, que no es propiedad exclusiva de nadie. Ayudar a que otros le conozcan y le sientan presente en su vida del día a día es algo que no se paga con nada y que nos hace sentirnos plenamente felices. Que Dios le bendiga cada día!
ResponderEliminarAdelante d. Jesus !!!!
ResponderEliminarLeo las crónicas. Me alegro. La cosa es empezar. Recuerdo el entusiasmo de Díaz Merchán cuando llegó de Burundi. Después el frío Elías Yanes, al recibirlo en Barajas, llegando de Burundi, me abrazó escandalosamente efusivo: "Luis, para misiones, lo que quieras" De Sánchez hay escritos y testimonios hermosos. De Alvarez Martinez, el cardenal, como obispo de Tarazona, Logroño y Toledo contaría algunas cosas. Me alegro. La cosa es empezar sin miedo a la crisis. ¡No a la política de "recortes"! "Euntes ibant el flebant, venientes in exultatione".
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